Hola a todos, bienvenidos a una nueva entrada en el blog de Cabalgandes, hoy dedicada a explorar el orígen de los caballos en América.
Ya estamos cerca del 12 de Octubre, una fecha muy importante para el continente americano, un encuentro de culturas que rompió el molde de un mundo que se amplió en ese instante. Y por eso es necesario preguntarse cómo fue la llegada de los primeros caballos al nuevo continente.
Según vestigios arqueológicos, los caballos poblaron el continente americano desde tiempos ancestrales, sin embargo se extinguieron hace unos 10 mil años por causas desconocidas. Pero su nueva historia comenzó con la orden de los Reyes Católicos de mandar a las nuevas tierras recién conquistadas 20 caballos y 5 yeguas. Estos animales llegaron a la actual República Dominicana en el segundo viaje de Cristobal Colón que inició el 25 de septiembre de 1493 en Cadiz.
La flotilla de barcos al mando de Colón partieron de Andalucía para trasladar a los artesanos necesarios para desarrollar los nuevos territorios de ultramar. Labradores, Curtidores, tejedores, carpinteros, herreros, fueron los encargados de ser los pioneros en el nuevo territorio. Estos nuevos colonos tendrían a su disposición caballos, vacas, ovejas, mulas, burros y cabras. Los reinos hispanos llevaron al nuevo mundo el patrimonio cultural hispano que era un compendio de todo lo que aportaron siglos antes griegos, romanos, árabes, judíos y visigodos asentados en la península ibérica.
Los historiadores señalan la influencia del caballo a la conquista de América es clave, ya que en los campos de batalla causaba pavor a los aztecas, incas y otros pueblos autóctonos que habitaban las nuevas tierras. Las 17 naves que conformaron la flotilla de Colón en su segunda travesía trajeron equinos de las marismas de Guadalquivir. Eran caballos poco vistosos y de una pequeña alzada, y esto facilitaba que se adaptaran a los espacios naturales que se encontraron en América, como las pampas argentinas o las praderas de lo que hoy se conoce como Estados Unidos.
El paso del tiempo no borra de los caballos americanos los rasgos de sus antepasados hispanoárabes. Desde República Dominicana algunos equinos viajaron a Cuba y años más tarde saltaron a la América continental. Los caballos que poblaron las llanuras norteamericanas llegaron desde México con la expedición de Juan de Oñate. La cultura del caballo hispana y sus derivados fueron exportados y distribuidos por todo el nuevo continente, así como sus costumbres.
Un ejemplo de esto son los caballos Mustang que cabalgaban los Sioux y apaches, que eran descendientes de los caballos colonizadores españoles. El caballo vaquero andaluz que viajó desde España se transformó con el tiempo en el Charro Mexicano, el Gaucho argentino o en el clásico cowboy estadounidense. También con el tiempo algunos caballos huyeron a los montes y se volvieron silvestres. Otros tantos se domesticaron en tribus indias.
Francisco Pizarro fue autorizado por los reyes católicos para llevar los caballos de Jamaica al Perú y de ahí se abasteció Chile, y de ahí pasarían a Argentina. Durante mucho tiempo, el caballo que se trajo a América era Español. Con la excepción del caballo árabe, no ha habido otro caballo como el español que haya merecido tanta fama y haya recibido tantos elogios. Basta con decir que gente como Guillermo el Conquistador y Ricardo Corazón de León hayan buscado tener caballos de esta raza.
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