Quiero darme una licencia para iniciar esta entrada de este blog de manera diferente: Muchos de los lectores de este espacio tuvieron en navidad muchas sillas vacías, otros ni siquiera pudieron volver a casa para las fiestas. Y todos de una u otra manera vamos a pasar estas festividades de una manera amarga por la falta de ese abrazo esperado. Este año el brindis de navidad lo tuvimos que dar de otra forma, hacerlo a distancia de nuestros seres queridos no es que sea muy grato, pero nadie puede peturbar el espíritu que nos debe irradiar por el inicio de un nuevo ciclo, el 2021. La ilusión y los sueños son algo que ninguna pandemia nos puede quitar.
Para nosotros como amantes de los caballos, que tenemos una relación muy especial con nuestro compañero de viaje y de recorridos en la naturaleza, estar lejos de nuestros corceles fue difícil. Más de 9 meses sin estar encima del lomo de un caballo, hizo que nos adaptáramos a una realidad que sólo la veíamos posible en libros de Stephen King o de George Orwell. La humanidad enfrentó un enemigo invisible, capaz de llevar desgracia por donde quiera que va.
Pero no todo es malo. En toda situación debemos sacarle el mejor provecho. Los caballos en los campos tuvieron un poco de aire y de reposo físico. Desde febrero que fue nuestro último encuentro físicamente, los adiestradores y cuidadores de caballos fueron los encargados de ver por ellos en nuestra ausencia. Mientras que nosotros tuvimos la oportunidad de aprender muchas cosas sobre caballos con los flamantes conferencistas con los que Cabalgandes contó este año en medio de esta circunstancia. La convivencia virtual se nos volvió algo habitual y añorar los encuentros con los amigos se volvió un privilegio escaso.
En medio de ese modo de comunicación, nos pudimos conectar con gente maravillosa y muy conocedora de caballos no sólo en Colombia, sino también en Argentina y en España. Los invitados que tuvimos fueron ilustres: la Dra Carolina Yepes, el adiestrador Argentino Diego Battistoni, el entrenador Juan Fernando Sierra, el herrero Juan Henao, el Jinete Español Juan José Verdugo, la Jueza Angela Ochoa, La psicóloga Patricia Orbegozo, el Endurista Diego Arboleda Byington, el Jinete Alejandro Barrero además de nuestras líderes Sandra Milena Cuesta y Adriana Arbeláez quienes encabezan el equipo de Cabalgandes, nos brindaron momentos muy amenos que nos sirvieron de excusa para aprender y tener un encuentro con los que hacemos Cabalgandes y la comunidad Uniandina. Hasta tuvimos la oportunidad de salirnos del molde e invitar a personalidades como el Periodista Español Juan José Vallejo, la Dra Angela María Ospina y el crítico de televisión Carlos García "Pink Sauce" quienes nos dieron su tiempo y sus conocimientos para comprender lo que está pasando desde su punto de vista. A todos nuestro más profundo agradecimiento por su apoyo y Cabalgandes siempre es su casa.
En este año 2020, donde las despedidas se hicieron más frías, tristes y lejanas, en donde descubrimos que los verdaderos héroes tienen bata blanca o uniforme verde o azul, vimos como la madre naturaleza nos mostraba su majestuosidad y del porqué el hombre debe en vez de destruirla, debe disfrutarla. Y nosotros como apasionados de la conjugación perfecta de animales y paisajes recónditos, lo notamos desde la distancia. Este año descubrimos que lo más valioso no es una joya cubierta de oro, sino el encuentro fraterno con quienes les tenemos afecto y admiración, la familia de sangre, y la familia que la vida te presenta. Este año nos enseñó que cuidarnos entre todos no es difícil. Tenia que llegar una pandemia para aprender a lavarnos las manos.
Descubrir que podemos brindarle a nuestros Cabalgandes una nueva manera de encuentro y de relacionarnos, hace que Cabalgandes al contrario de desfallecer, se muestre más fuerte que nunca. Con un compromiso renovado de amor a la naturaleza, de disfrutar los encuentros que tengamos como fraternidad de amigos entorno a una pasión. Y sobre todo, de cuidar unos a otros. Al fin y al cabo, un caballo siempre vela por sus compañeros de manada. Esa es nuestra fortaleza.
Ya que por medio de mi viva voz no me puedo acercar a ustedes, me quiero acercar en este escrito. Quiero contarles una historia: Cuenta la leyenda que hay dos tipos de escaladores: Los que tienen miedo y los que no tienen miedo. ¿Cuáles son los más valientes? ¿Los que no le temen a nada? Al contrario, los valientes si tienen miedo. Los que no se asustan, no sienten nada, no valoran nada, corren riesgos porque todo les da lo mismo. Y por eso son los que primero mueren en la montaña, y los que pronto olvidamos. A todos les digo que tengan fé, sean creyentes o no lo sean, en algo debemos creer. La ciencia pronto tendrá la solución a este mal causado este año. Y volveremos con más ganas que antes.
Este año nos puso a prueba en todo sentido, la paciencia y la fortaleza fueron evaluadas y reevaluadas una y otra vez con un encierro que nos privó de encuentros y de disfrutar de las cosas que veíamos tan normales que a fecha de hacerse este escrito, se extrañan. El abrazo, el beso, las risas, los chistes.... todo se volvió virtual. Debemos como humanidad salir mejores de este año. Un año que será bizagra en muchas cosas, que nos debe mostrar el verdadero sentido de la vida. Que el 2021 traiga lo mejor para todos ustedes y sus familias, que el amor, la paz, la prosperidad y la salud estén presentes en abundancia en sus vidas. Feliz 2021.
Y los esperamos en nuestros eventos.
Nos vemos en el Camino.
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