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El Caballo es el Reflejo de Tu Alma

Actualizado: 8 feb 2021

Hola a todos, bienvenidos a esta nueva entrada en el blog de Cabalgandes, hoy dedicada a una frase que es inspiradora: "El Caballo es el reflejo de tu alma".




Alguna vez hablaba con una psicóloga y decía que para conocer el alma de alguien se le debe mirar a los ojos fijamente. Por medio de los ojos se pueden conocer muchos misterios encerrados en sí mismos. Pasa con los humanos, igualmente pasa con los caballos. Iniciemos por la ubicación y la fisionomía de los ojos del caballo. Son grandes, abiertos y siempre alerta. Son ojos ubicados lejos de la nuca y esto puede ser un síntoma de inteligencia y se hace fácil para la monta. Los expertos afirman que como los humanos, los caballos reflejan sus sentimientos, su carácter, su inteligencia, la transparencia y la pureza por sus ojos. Y por ello que sean grandes, y abiertos. Los párpados deben ser finos, flexibles y delineados, dibujando un arco definido porque de lo contrario los arcos irregulares dan a lugar en los caballos a molestias oculares.


Que los ojos de los caballos reflejan el estado de su interior se puede comprobar analizando su conjuntiva, que por lo general debe ser rosado. En el momento en que ese color se vuelva pálido, o rojo, se debe acudir al veterinario, debido a que estos son síntomas de que algo ocurre dentro del cuerpo del caballo. Pueden ser enfermedades generadas por infecciones o por parásitos.




En los caballos el sentido de la vista es muy perfecto, debido a que puede distinguir objetos tanto de cerca como de lejos. Por los ojos de los caballos se pueden distinguir colores y ver imágenes en cada uno de los ojos, y esto hace que a cada rato muevan la cabeza para fijar las imágenes. Los caballos tienen una visión de 285° monocular y 65 de visión binocular. Y la posición de los ojos en los caballos brindan la ventaja de que cada ojo transmita al cerebro una imagen distinta.


Los únicos ángulos muertos se encuentran justo delante del caballo y por detrás de él. Y esto hace que los expertos aconsejen acercarse a los caballos por los laterales para evitar contratiempos y nunca por zonas carentes de visión. Cuando un jinete no puede mirar a los ojos a su caballo, puede estar seguro que el animal tampoco lo hará. Los ojos del caballo son principalmente diurnos, lo que significa que no tienen una buena visión nocturna. Son sensibles, lo que indica que los ojos pueden ver bien el anochecer, aunque les cuesta ajustarse a la oscuridad, lo que motiva su resistencia a la hora de entrar en espacios oscuros y las dificultades que tienen para moverse en zonas con muchas luces y sombras.





Los ojos de las personas están mecanizados a una velocidad de 18 imágenes por segundo, mientras que los ojos de los caballos, procesan a 25 imágenes por segundo, lo que significa que la vista es un arma de autodefensa. Una de las debilidades es que los caballos de raza pura sufren de miopia, mientras que los caballos cruzados sufren de hipermetropía. Además de que el tejido ocular empieza a mostrar envejecimiento a partir de los 10 años.





Igualmente, los caballos suelen tener ojos castaños, marrones o incluso rojos. Aunque en razas albinas puede presentarse el color azul, debido a que no hay una pigmentación del iris. Esto no es nada malo.


Ya mirandolo desde el punto de vista del ser humano, el caballo como compañero de viajes a través de las viviencias nos va enseñando que no puede ser manipulado, inmediatamente da respuesta sobre la propia imagen, energía y fuerza de convicción. A través de la mirada se puede infundir confianza, rechazo, estados de ánimo, seducciones, alegrías, tristezas...





Los ojos son claves para obtener una información fundamental, podemos saber qué piensa una persona, puede tener un pensamiento o algo que les incomode. Igual pasa con los caballos. Por medio de las miradas podemos detectar problemas, ilusiones, sensaciones, conexiones.... Por eso es que los ojos son el reflejo del alma, para el humano, como para el caballo.


Debemos prestarle atención a los ojos, estos expresan más de lo que se piensa. No sólo por nuestra salud corporal, sino por la del alma. No sólo aplica para los caballos, también aplica para cada uno de nosotros, que somos seres sensitivos, y los ojos nos delatan. Los ojos nunca deben llorar injustamente. Porque esos ojos tienen nuevas ilusiones por delante y mil razones para sonreir y creer.





Nos vemos en el Camino.



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