Hola a todos, bienvenidos a una nueva entrada en el blog de Cabalgandes, en esta ocasión, en este especial de Festivo: Carta a una Joven Jinete con Talento.
En recientes días conocí la historia de una joven jinete. Talentosa y brillante. Y la de una mujer criadora de caballos. Apasionada y sensata. En este blog, será la oportunidad de contar su historia, por medio de una carta. Y es la siguiente:
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Estimada amiga mía:
En principio quería hablarte cara en cara, pero en los últimos dos años de tú éxito has cambiado tanto que no tengo fuerzas para ello. Hace tan solo dos años atrás tú fuiste una chica joven con talento, alegre y feliz, conocías tus errores y puntos flacos y querías mejorar y superarte. Estos han sido las señales que mostrabas y así han sido recibidas por la gente que te rodeaban. Por tus continuos esfuerzos, tu humildad, tu disciplina les ha indicado que dándote el sueño de tu vida, tú conseguirías alcanzar la cima. Lograste este bailarín castaño porque tu entrenador dijo que están hechos el uno para el otro. Y como me he alegrado, cada vez que llamabas en los meses posteriores comentándome los pequeños éxitos conseguidos con él. Hasta que viniste en Navidad para traerme un regalo y darme las gracias por poder disfrutar de un caballo tan maravilloso como él. Tu maravilloso nuevo caballo y tú han sido la pareja perfecta. Él gano contigo y para ti, y en aquellos tiempos esto te importaba, lo sentías muy adentro. Él te hablo y tú le entendías, entendías que no le gustaban los hombres, sentías su inseguridad y me comentabas que para ello tú le calentabas y enfriabas en el concurso, no tu padre con el que no había conseguido la confianza de él. Hasta San Juan se podía seguir de cerca tus avances y éxitos. Más tarde dejaste de llamar, las informaciones venían de tu madre. Ya no se mencionaba el caballo, la estrella eras tú. Hace mucho tiempo no tenía noticias de ti… pero sí sé de ti. Me enteré que tuviste un accidente y dijiste: ¡Como me puede hacer el caballo esto... justo al principio de la temporada! Cuando tu maravilloso caballo empezaba a marcar, nunca te ha hecho algo. TÚ le has hecho algo, has dejado de escucharle e intentaste forzarle a trabajar con dolores. Él no podía más, así de fácil; él nunca ha tenido alguna intención de hacer alguna cosa ¿Cómo puede ser que montas tan bien y entiendes tan poco de caballos? Entonces tuve una llamada de tu madre. Se sentía obligada a avisarme que vendías el caballo a un tratante. La verdad es, que el tiempo no se para, y un caballo de GP joven se vende... uno viejo no… esto claro lo entendí. Lo que no entendí era como has podido despreciar a un caballo que te dio tanto en tan corto tiempo de esta forma. También me comento tu madre que en concurso ya no eran pareja, que se peleaban siempre, igual que entrenando. El caballo se estaba resabiando, ya no quería contacto humano, estaba apático. No lo montabas ya; tu madre lo sacaba de vez en cuando… y a duras penas. Una noche dormí mal, intentando justificarme que NO necesitaba otro caballo mas… pero al amanecer llamé a tu madre y lo recompré. Más rápido que un rayo de luz lo has cargado y puesto en mi puerta.. y me asuste un montón. No del caballo, este estaba lucido y pulcro a primera vista. Me asusté de ti, de los cambios que vi en tu mirada. Debería de ser muy orgullosa por ustedes, por todo que han logrado.. pero te has vuelto arrogante. Este cambio ha destrozado mucho en ti, tu entendimiento de cosas básicas en comunicación, tu respeto hacia el animal como parte del equipo, el amor y el entender la felicidad de todo esto. Para ti había empezado la ruleta de la fortuna, dinero y fama. Y así te tenía delante mío... con mirada dura, tu victima al final de la cuerda. Un ser vivo que formó parte de tu éxito, que después de encumbrarte en el éxito.. ahora también te debería de conseguir el dinero. El cazador bueno respeta a su víctima... tu ni esto. Ni una zanahoria tenías para él, ni una caricia... ni un adiós. Muy probablemente ni siquiera te recuerdas cuanto le gustaba que se le rascan las orejas o como le gusta apoyar su hocico en tu hombro. Qué pena, como podías haber disfrutado de su cariño. Aunque probablemente no te interesa, te lo voy a decir: el caballo enseguida se sintió como en casa, feliz de volver a su antigua caballeriza y ver sus amigos de pasto. No ha llorado al verte ir, parecía que nunca hubieras existido para él y nunca hubiera estado fuera de casa. Tal como a ti el caballo también me comentó sus penas y dolores, pero YO entendía sus palabras, y le di la oportunidad que tú le negabas. Quizás estás contenta que podía volver conmigo, o te reías de mí; me consideras loca y sentimental por recomprar un caballo viejo y jodido. No sé, aparte de arrogancia no vi ningún sentimiento en tu cara.
Pero te diré la razón de mi compra: El caballo no se fue voluntariamente contigo, lo vendí YO, no tenía elección. Yo decidí su suerte y creo que he tenido el deber de corregir mi decisión. Y como pasa con las tareas a diario, primero molestan un montón, y realmente lo último que necesitaba era otro caballo, pero entonces él me contagió con su felicidad. Tienes razón, si no crees que estoy en mi sano juicio, comparado contigo. Pero, ¡Dios mío que mal monto! Nada ya con la elasticidad de la juventud, terminada la práctica diaria. Hay que hacer trabajos administrativos para ganar el dinero y robarse cada minuto para montar. Pero una ventaja te tengo y esta aventura te voy a contar: tener alegrías junto a un caballo querido.
El otro día él me pareció un bailarín, que toda su vida solo practica en dique seco delante del espejo, y sale al teatro para hacer al público aplaudir, y quien ahora se alegra que por una vez baila con una pareja de confianza solo para su propio placer. No creo que jamás hayas podido disfrutar con él como realmente mete las patas en trote largo, con qué facilidad realiza el passage o las demás rutinas a las que lo había acostumbrado.
Él era tan vivo, tan juvenil, sacudiendo la cabeza con ganas; cuando lo calenté, me contagiaba con su buen humor y sus trastadas, los cambios quería saltar el doble de ancho y tres veces más alto.. y si no fuera por su buena educación, algún bote seguro que hubiera dado. Me contagió, lo dejé, era como diciéndome: “Mujer, tu y yo somos igual de viejos, sabemos lo mismo de doma, pero hoy te mostraré la diferencia entre trabajo y arte, no eres tan elástica que yo … pero confía en mi vieja dama”. Y después de nuestro baile juntos, realizó los ejercicios con toda seguridad con los potros, respetando la ayuda y la colaboración de todos. Fama y éxito no son todo y la búsqueda te puede traer regalos como frustración, dureza, frialdad e injusticia. Tienes el derecho de seguir tu camino, no te doy consejos. Pero te deseo a ti y a todos tus caballos que vas a tener, que encuentres tú camino en la jungla, el que te traerá felicidad y alegría en tus trabajos. Te deseo muchos primeros premios juntos con tus caballos felices, que confían en ti cada segundo de su vida. Te deseo que vivas la felicidad en el momento cuando tus caballos te miran expectantes cuando entras en la caballeriza y en la competencia. Te deseo que sepas entender los caballos que tendrás, que los concibas siempre con sus necesidades, no importa éxito y fracaso. Que los protejas y si es necesario también de ti y tus expectativas. Entonces tendrás lo que más te deseo: felicidad y tranquilidad y seguramente también tendrás lo que de momento es lo más importante para ti: éxito. Tú amiga….
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Nos vemos en el camino.
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