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Los Caballos y el San Valentin

Hola a todos, bienvenidos a una nueva entrada en el blog de Cabalgandes, hoy dedicada a los Caballos y el San Valentín.





Desde el punto de vista histórico, el día de San Valentín tiene su origen cristiano como conmemoración de las buenas obras que realizó San Valentín de Roma, que estuvieron relacionadas con el concepto del amor y los afectos. Esto fue creado para contrarrestar las fiestas paganas originadas en el imperio romano. También significó en su momento la expansión del cristianismo por la Eurasia romana. Pero la fiesta en si es conocida desde el siglo XX como un evento cultural significativo desde lo religioso y desde lo laico por relacionarse con los sentimientos de amor y amistad.


La interacción de caballos y animales en general se puede hacer con una mirada o un gesto que pueden llegar a ser suficientes para expresar algún sentimiento particular. Se creía que solo el ser humano era el único que podía reaccionar de forma positiva o negativa a diferentes estímulos externos, pero en varios estudios se ha logrado comprobar que los seres humanos pueden desarrollar lazos afectivos entre si y también con el ser humano.





Estas relaciones se deben por 2 sustancias químicas: la oxitocina (hormona del amor) y la serotonina (hormona del placer). Estas sustancias se hacen presentes cuando la madre tiene contacto con sus crías y viceversa, cuando los animales tienen contacto con otros de su círculo cercano, y también cuando un animal tiene cercanía con su amo.


Por este motivo, ellos pueden reconocer el tono en que les hablamos, los gestos que hacemos, nuestro estado de ánimo, crear un sentido de pertenencia con un individuo, una familia o un grupo, y también manifestarse físicamente por movimientos corporales. Muchas veces en San Valentín, los caballos son usados para armar paseos por la naturaleza, o para paseos románticos en pareja o para planes familiares. Incluso, los caballos sirven para unir a las personas.





Los caballos son capaces de interpretar nuestras emociones. Debido a que son animales sociales, han aprendido a identificar y comunicarse con los iguales y con los humanos, con los que conviven desde hace años. No solo se ayudan de la expresión facial de la persona, sino que la integran con el tono de voz, ya sea que conozcan a la persona o no. Los caballos son capaces de relacionar una cara con expresión amigable con un tono de voz tranquilo o una cara airada con gruñidos o gritos.


Ante los estímulos negativos, como puede ser una cara de enfado, los caballos giran su cabeza y miran de reojo con el ojo izquierdo, debido a que con el hemisferio cerebral derecho procesan señales de amenaza. En este instante, los caballos aceleran su ritmo cardíaco y se muestran inquietos, con claros signos de estrés. Esta reacción ayuda a anticiparse a situaciones negativas.





En estado salvaje, los caballos suelen vivir en grupos liderados por una yegua y son presas de otros animales, por lo que han desarrollado todo un lenguaje para comunicarse. Incluso, duermen de pie para estar atentos a la amenaza. La principal forma de comunicación con los caballos es la visual. Ellos pueden interpretar los gestos de sus compañeros, por la posición de las orejas, las patas, y el cuerpo en general, aunque la comunicación auditiva es muy importante.


Los caballos relinchan, resollan y rugen, además también se comunican para transmitir diferentes sensaciones, como la ubicación al resto del grupo, advertir un peligro, dar la bienvenida a otro individuo, transmitir afecto y felicidad y para encontrar crias. La relación con los caballos se puede hacer por el lenguaje facial, corporal y la tonalidad de nuestra voz, puesto que los caballos pueden interpretar emociones humanas.





Como puedes darte cuenta, la base de la celebración del amor y la amistad es la comunicación, como el respeto, la relación con los caballos nos enseña mucho ese tipo de sentimientos, incluso muchos piensan que puede ser más leales que los del ser humano entre sí. Pero son nuestros fieles amigos y nuestros compañeros de viaje. Además, combinar la sensación de libertad de un caballo con la naturaleza y con los amigos o la pareja a la hora de cabalgar, es un plan único.





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Nos vemos en el camino.

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